PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

el mejor sheriff de dodge city

El bullicio cesó de repente. Los que gritaban callaron; las conversaciones se suspendieron. El silencio fue roto a los pocos segundos al aparecer en el escenario la «estrella» de turno. Los aplausos calurosos hacían sonreír a la dueña del local, que había sido bautizada años antes, muy lejos de allí, con el sobrenombre, que se hizo popular en la ruta, de Milady. Nadie conocía con exactitud la historia de Milady. Su rostro no dejaba que los años marcaran su huella y resultaba difícil averiguar su edad.