PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

el cobarde de tulsa

-¡Quieto! —dijo el jinete al caballo—. ¿Qué pasa? ¿Has oído algo? El animal se movía, con las orejas muy tiesas husmeando el horizonte que, en realidad, estaba oculto por una vegetación bastante densa. El jinete, sin dejar de acariciar con una mano al caballo, con la otra cogía el rifle y lo colocaba baje el sobaco, poniendo el indico en el gatillo. Y con rapidez se movió como si se tratara de una sombra. No hacia el menor ruido eso que llevaba unas altas botas de montar.