dos viejos admirables
Gregory Dee, sin duda el ranchero más poderoso de la comarca de Alamogordo, sentado bajo el porche de la vivienda principal, contemplaba con orgullo a sus dos hijos, que en unión de los componentes de su equipo preparaban sus monturas para ir hasta el pueblo a echar un trago, como lo hacían a diario una vez finalizada la jornada de trabajo.