PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

destinos cruzados

—¿Puedo echarte una mano? Así no conseguirás herrar a ese caballo. —¡Bill! ¡Qué alegría me da verte! Se abrazaron con viva emoción. —Deja que te vea bien... Has vuelto a crecer, condenado —rio el herrero. —Eso le hemos dicho su madre y yo.