deseos de revancha
Elsa, muy sorprendida, miraba a los que iban entrando en el local y se sentaban, completamente en silencio. Las dos empleadas que tenía iban preguntando qué querían beber. Y la petición general era whisky. El barman miraba a Elsa y ésta se encogía de hombros. Los dos se sorprendían porque no se trataba de un día festivo. Y esa concurrencia tenía que resultar muy extraña. Y como si actuaran bien ensayados, empezaron a hablar entre ellos, produciendo un ronroneo especial.