PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

descanso accidentado

Monty Anderson, abstraído en sus problemas y recuerdo, caminaba como un sonámbulo por una de las calles de Laramie. Y lo hacía por el centro de la calzada, llevando el caballo tras de él como si se tratara de un perro. La brida sobre el cuello del animal. Estaba cansado de cabalgar y necesitaba hallar habitación en un hotel para poder dormir por lo menos veinticuatro horas seguidas. Pensamiento que le hacía sonreír. Había pasado ante cinco hoteles por lo menos, pero como iba distraído no se daba cuenta de ello.