contrato de crimen
Helen miraba a la joven que estaba frente a ella con dos maletas a sus costados. Uno de los mozos que iban a la estación había visto a esa viajera y la llevó a la que solía darle unos dólares por cada viajero que le llevaba. Veía que la joven que le miraba expectante, era de una belleza muy poco común y de una anatomía que no podía ser más perfecta, a pesar de su gran estatura para ser mujer.