PAÍS LIBRO

Autores

m. l. estefanía

cabalgando hacia la muerte

PASANDO el codo por el ala del sombrero, en movimiento de limpieza, que para los conocedores de McKuen suponía en él preocupación o curiosidad, miró de arriba a abajo al forastero, diciendo: —No es de aquí, ¿verdad? —No. Soy de muy lejos. Vengo de Montana. —¿De Montana? —Sí. Parece que el sheriff, de acuerdo con usted, me escribió. —¿De acuerdo conmigo? No sé nada.