atracadores y cuatreros
No había más que un asiento libre, que ocupó sin fijarse en los restantes viajeros. Dejó su maleta en el portaequipajes que había sobre los asientos y se sentó, desdoblando un periódico que llevaba en la mano. Había saludado de una manera general al entrar. Junto a la ventanilla iba una muchacha muy bonita, a la que vio de perfil. Frente a ella un hombre joven, con el que iba hablando.