crónica de la ciudad baldía
En ausencia de Luna, la Guardiana, una celadora atiende una visita rutinaria al Museo de Acramant, donde la familia Caraminth guarda las últimas semillas de las famosas flores dolientes, causantes de las terribles plagas de cadáveres andantes. Cuando, tiempo después, se desata la plaga de nuevo, los Caraminth deben hacerle frente: unirse o morir. Asenra, en el exilio de Khrena, verá cómo la plaga devora la ciudad que la ha acogido. Sueño Caraminth abandonará su encierro autoimpuesto, convencida de la incompetencia de los demás miembros de su familia para hacerse cargo de la situación. Su legado oculta mucho más de lo que se cuenta, escondido en las minas de sal de Acramant, donde yacen las respuestas a las preguntas aún ignoradas, atrapadas en espirales áureas desde tiempo inmemorial.