pequeñas cicatrices
Una petición de matrimonio no deseada pone la vida de Celia patas arriba haciéndola regresar a casa de sus padres. Su vuelta la enfrenta de nuevo con los problema no resueltos que provocaron su marcha años atrás. Una serie de acontecimientos, totalmente inesperados, darán una nueva vuelta de tuerca a su ya complicada situación, obligándola a afrontar un dilema de difícil solución. Su luchas contra los sentimientos, el odio enquistado y una necesidad vital por arreglar su vida, hace que descubra que la búsqueda de la felicidad tiene sus riesgos: «La vida es un largo camino de experiencias, y algunas duelen mucho. Crean heridas en el alma, pero el tiempo es una cura milagrosa. Muchas de esas heridas desaparecen sin dejar rastro y otras, las más profundas, cierran dejando pequeñas cicatrices. Eso es lo que nos llevamos de aquí cuando nos vamos, lo bueno y lo malo, pero, hasta esas cicatrices se suavizan con el tiempo y se convierten en un simple recordatorio de que estás vivo».