PAÍS LIBRO

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louis g. milk

mi hermano extraterrestre

Confieso muy sinceramente que jamás había esperado recibir aquel mensaje. Yo creía que todo marchaba bien en Wawur, pero, de repente, el espacio-grama que tenía en las manos venía a demostrarme todo lo contrario. El mensaje, aparte de la dirección del destinatario y demás datos reglamentarios, sólo contenía una palabra. Una palabra no terrestre, cuyo significado escaparía a todo el mundo, menos a mí, naturalmente. Puedo asegurar, sin temor a errar, que sólo dos personas conocíamos el significado de la clave: el autor del mensaje y yo. La palabra era Jahvivuv. Cuando la vi ante mis ojos, creí que sus letras eran de fuego...