PAÍS LIBRO

Autores

louis g. milk

esperando a los marcianos

Nevaba y hacía un frío de todos los diablos. Por fortuna, no soplaba viento. Los copos, espesos y grandes, caían mansamente sobre el suelo, cubriendo poco a poco el asfalto. La circulación era nula. Apenas si, de cuando en cuando, pasaba un taxi rezagado, rodando a gran velocidad como si a su conductor le persiguiese algún terrible enemigo.