PAÍS LIBRO

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lou carrigan

un caballo cabalga en un gusano

Todo en la vida tiene sus compensaciones. No importa lo mal que vayan las cosas. Cualquier día, en cualquier momento o lugar, uno recibe la compensación a todos los sinsabores que se han ido acumulando a lo largo de la vida, o aunque sólo sea a lo largo de una profesión. Aunque esa profesión sea la de detective privado en una ciudad tan ardua como Nueva York. No importa. Un día, ¡zas!, aparece la suerte, o al menos el atisbo de la suerte. O de la felicidad, que todavía es mejor que la suerte.