PAÍS LIBRO

Autores

lou carrigan

sed de venganza

Apenas salir del General Merchandises, Clarissa se dio cuenta de que las cosas no ocurrían en Haskell del modo normal. Y al mismo tiempo que comprendía lo que iba a ocurrir. Donald Maxwell la agarró suavemente por un brazo. Y dijo: —Una pelea. Será mejor que no salga ahora, Clarissa. —Sí, será lo mejor…