PAÍS LIBRO

Autores

lou carrigan

cuartel de rurales

Los siete jinetes llegaron a la linde del bosquecillo, allá donde había unas cuantas rocas grandes formando un reducto natural, junto con algunos robles ya resecos, que parecían extrañas sombras a la luz del sol del ocaso. —Muy bien, aquí mismo —dijo uno de los jinetes. Y desmontó. Se llamaba Herf Romberger, tenía treinta años, vestía con notable cuidado, era atractivo y tiraba de revólver como un demonio, según se decía por ahí.