PAÍS LIBRO

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lorena pacheco

la pata de cupido

Esto no me puede estar pasando. ¿Tan horrible he sido como ser humano? Primero me muero. Luego me juzgan. Y ahora el mismísimo Dios me asigna un trabajo que detesto a cambio de mi plaza en el Cielo. ¡Por favor! ¿Que yo sea Cupido? ¿Que empareje a completos desconocidos y les lance flechas como si fuera un indio del oeste? Sin duda, por aquí arriba han perdido la cabeza y se han empeñado en que yo me una a su club de dementes...