la mordedura de la serpiente
Los dos hombres se miraban mutuamente. Vistos así, inmóviles, en medio del césped de aquel jardín, parecía como si ambos sostuvieran una lucha mental, tanteándose, midiendo sus fuerzas con la simple mirada. Vestían ambos los clásicos atuendos blancos que utilizaban los que practican la lucha oriental. El kimono. Más concretamente, el tipo de kimono usado en el Karate llamado Karategi. Y en la cintura, correctamente atados y colocados por encima de los blusones, sendos cintos negros, que revelaban la condición de maestros de aquellos hombres. Uno de los cinturones, el que llevaba el hombre rubio, llevaba cuatro rayas en uno de los extremos. El hombre en cuestión era, pues, Yondan o cuarto Dan de Karate. Un temible rival, en todos los aspectos.