el león negro
El día que conocí a Susan Campbell no pensé que aquel pudiera ser el primer acto de un drama inaudito. No creí que, por el solo hecho de conocerla, los acontecimientos se enredarían en torno nuestro como una viscosa telaraña, como así fue. Ni siquiera llegó hasta mi mente la posibilidad de que pudiera cambiar el curso de mi vida. Y la cambió, no sé si para bien o para mal. Por un lado, me alegro. Pero, por el otro, tiemblo al recordar. Y al pensar que... podría sucederme de nuevo.