soy un humanoide
¡Cuidado! Mucho antes de pronunciar, aquella advertencia, Lorenz sabía su completa inutilidad, pero como los demás miembros de la tripulación del «Fotomóvil», seguía siendo un ser humano, con sus temores, sus miedos y sus esperanzas. Y palabras como aquel «¡cuidado!», que el Hombre había pronunciado desde siempre. O casi.