mutación crítica
A BORDO DE LA M-OMEGA-101, NAVE DE EXPEDICIÓN BIOESPACIAL. PRIMEROS DÍAS DEL AÑO 2003. Estamos condenados. Irremisiblemente. Hemos faltado, Gladys y yo, a la norma R. Pero ha sido imposible evitarlo. Ya antes de salir de la Tierra, experimentábamos el uno hacia el otro una atracción emocional intensa. El hecho de que nos quisiésemos no nos pareció obstáculo alguno, ya que de haber permanecido en nuestro planeta, estaríamos ya casados. Por otra parte, nadie nos dijo que la norma R estaba en vigor, y cuando nos lo comunicaron... ya era demasiado tarde. El que hiciésemos el amor sin que nadie se percatase, fue posible gracias a que Gladys y yo ocupábamos sendos camarotes en la proa, inferior del cosmonavío, cubierta 13. Nos destinaron esas dos cámaras, ya que estábamos al lado del laboratorio de Genética, donde ambos trabajamos.