forajidos en la noche
El relámpago rasgó la oscuridad con repentina violencia, de inmediato, el fragor del trueno hizo temblar los muros y cristales de las viviendas, rebotando luego en las cercanías, hasta perderse en la distancia. Casi de inmediato, comenzó a llover de modo torrencial. En la estancia, alumbrada por las cuatro velas todo aquello hizo sino producir un más tétrico efecto todavía.