PAÍS LIBRO

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keith luger

ojos de víbora

Richard Holmes entró en el saloon El Dorado, de Sugar City. Fue todo un espectáculo ver como las girls corrían hacia él, dejando incluso a los clientes. —¡Es Richard! El hombre al que se referían estaba por los veintiocho años y era alto, moreno, fornido, rostro de facciones correctas, ojos negros y boca de dientes fuertes, blancos y parejos. Le cayó encima una verdadera lluvia de girls, y las iba besando a todas y hasta las levantaba por la cintura y daba una vuelta con ellas en el aire.