los hombres de la cuarta dimensión
John Emerson se inclinó sobre su mujer y la besó en la comisura de la boca. Se habían casado aquella mañana en un pueblecito del estado de Nueva York y ahora estaban volando hacia Springfield, en Missouri. El vuelo transcurría sin novedad. Ruth no sabía cómo decírselo. Tenía que volver en una semana a su laboratorio de Farmington. Creyó que aquel era el mejor momento.