PAÍS LIBRO

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keith luger

los fríos senderos del crimen

—¿Adónde vas, Fred? —A la oficina. —¿A estas horas? —Son las seis. Estoy citado con el jefe de contabilidad. Hay unos números que no cuadran. Es importante que resuelva el problema. —Eres un estúpido, Fred. —¡Jane! —¡He dicho un estúpido! No vas a la oficina. Te vas a reunir con esa mujer. —¿Esa mujer?