la historia de jim «ojos rirueños»
-Eh, abuelo, ¿cómo se llama este pueblo? El hombre, que preguntaba era rubio, de veinticinco años, ojos claros. Llevaba un gran bigote que le cubría casi la boca. El interrogado era un viejo que barría el porche de su casa. —Está usted, en Boosier City, forastero. —Gracias. No sabía ni que existiese en el mapa. —Aquí hay buenos ranchos dónde se crían estupendas reses, y algunos de ellos están necesitados de cowboys. Encontrará fácilmente trabajo.