cuatro asesinos
James Breson entró en la calle mayor de Crosville cuando el sol de mediodía lucía con fuerza. Miró a lo largo de los soportales, pero estaban desiertos. Tal vez se debía a que el ligero viento caliente levantaba el polvo de la calzada y lo estrellaba contra los porches. Las persianas estaban echadas y no se oía ningún sonido detrás de ellas. Breson trató de orientarse por los letreros, pero no pudo dar con la oficina del sheriff, aunque en la mayoría de los pueblos se hallaba ubicada en la calle mayor. Un par de pajarracos pasaron en vuelo rasante a lo largo de la calle y lanzaron sendos graznidos al ver al hombre.