crimen fuera de temporada
Había elegido el momento adecuado. Al menos eso creía ella. Thelma estaba tendida en el sofá de mi despacho. Yo la abrazaba y nuestros labios se habían unido por tercera vez. Habíamos ido a cenar y luego la invité a subir a mi oficina para tomar un trago. No hago con frecuencia eso. No soy ningún tonto, aunque a veces lo parezca.