PAÍS LIBRO

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keith luger

¡ahí van dos puntos!

Los cinco soldados atravesaron a caballo el pequeño, poblado de Guy Mountain, compuesto de dos docenas de casas desiguales, y al llegar a la última edificación, el cabo que iba en cabeza levantó la mano y gritó con voz estentórea: —¡Al…to! Los jinetes levantaron una espesa nube de polvo, al detenerse y los caballos soltaron espuma y relincharon de cansancio. —¡Pie a… tierra! —volvió a ordenar el cabo. Los jinetes se lanzaron al suelo al mismo tiempo.