¡hurra partisanos!
La guerra existe, la guerra de las grandes batallas, de los cañones y de los carros de asalto. Esta guerra ha pasado ya por aquí, por las bellas y feraces tierras de Ucrania, y ha dejado su dolorosa huella por todas partes.La tierra ucraniana se ha tornado roja de sangre y las cadenas de los panzers la han lacerado, dejando en ella surcos de fuerza, tan distintos a los del arado o del tractor.También la tierra de Ucrania se ha abierto para albergar los cuerpos de los que han caído.¿Alemanes? ¿Rusos?¿Qué importa?Lucharon y murieron, con la misma ilusión, con idéntico coraje. Eran soldados y cayeron combatiendo, con una sonrisa de feroz determinación entre los labios apretados.Pero la guerra, la otra, ha quedado aquí, entre nosotros. Una guerra más sutil, hecha de desconfianza, de traición y sobre todo de odio.