morir por julieta en parís
Cuando se oyeron las doce campanadas de la iglesia vecina, Juliette se levantó de su silla, se excusó con él por no haberle comprado nada de regalo, se acercó lentamente hasta donde él estaba sentado y, suave, pero también, intensamente, le besó en la boca. Y, así, sin dejar de besarle, delicadamente, se sentó sobre las piernas de Klauss, dándole el mejor regalo que él hubiera podido esperar: ella misma.“ La vida de una hermosa mujer a través de las tres guerras europeas del siglo XX. Una mezcla de intrigas, dolor, alegrías, triunfos, huidas, traiciones, en el seno de una familia franco española, que se entreveran con el autor, protagonista obligado, hasta el desenlace.