y llegaron los tejanos
No dijo el viejo Travers, al tiempo que alargaba la diestra al hombre que estaba ante él—. No me siento con fuerzas para emprender de nuevo la lucha y la muerte de mí hijo ha sido el golpe definitivo que me hace declararme vencido. Con su apoyo, quizá aún me hubiera rehecho, pero su trágico fin y el abandono de que he sido objeto por parte de todos mis hombres, anulan por completo mi voluntad.