PAÍS LIBRO

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joseph berna

en busca del lady marian

El sol se había ocultado ya cuando el Amanda llegó al puerto de San Diego. No era un barco grande, pero sí bonito, porque su propietario, Frank McShane, lo cuidaba muy bien. El Amanda era, también, un barco veloz. Daba gusto navegar en él. Y muchos lo alquilaban solo para eso, para surcar las azules y cálidas aguas del Pacífico durante uno o varios días, según el bolsillo de cada cual. Frank McShane no aplicaba una tarifa excesivamente cara, pero tampoco era barata. No podía serlo, porque Frank todavía estaba amortizando su barco.