PAÍS LIBRO

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joseph berna

el espía que surgió de la cama

El tipo, al que se le podían conceder unos veintiocho años de edad, moreno, no mal parecido, sonrió agradablemente y dijo: —Lamento haberte asustado, preciosa. Deborah Cole, recordando que, menos el sexo, lo enseñaba todo, se cubrió el pecho con los brazos. —¿Quién es usted? —preguntó temblando, y no precisamente de frío. —Me llamo Roger. ¿Y tú? —Deborah.