el coloso del mar
El Neptuno surcaba majestuosamente las azules aguas del océano Pacífico, rumbo a Hawái. Era un yate moderno. Lujoso. Magnífico de verdad. Hacía un par de días que había partido de Los Ángeles, la ciudad donde vivía Barry Osmond, su propietario, un millonario de solo treinta y cinco años de edad, soltero y sin compromiso. Sin compromiso... porque él no quería adquirirlos, ya que oportunidades lógicamente no le faltaban, pues además de rico era alto, fuerte y bien parecido.