el puñal doble
El poderoso trepador repitió la orden de alto, obteniendo idéntica contestación. Jim contemplaba el espectáculo con ojos desorbitados. Un ruido apagado de huesos masacrados llenaba el lúgubre aposento. —No te muevas, Jim; estoy pronto de vuelta —exclamó el “Invencible” de repente. —¿Dónde vas?