firme ante la muerte
Jerry Tucson miró a su alrededor. A unos pasos de distancia del punto donde se hallaba escondido, Buck Latimer parecía escuchar atentamente, tendido sobre el húmedo terreno, los extraños ruidos de la noche. Continuaba manteniendo en la mano diestra la pistola, aquel “seis tiros” de gran calibre, con el cual acababa de matar a uno de los guardianes del penal de Canyon City. Lo veía mirar hacia el punto donde él estaba con esa fijeza propia del asesino. Mas de sus labios no brotaba una sola palabra.