lanchas rápidas en el caribe
Para el agente Philip Brow aquello significaba el triunfo, pues estaba sobre la verdadera pista y no tardaría ni minutos en caer sobre cualquiera de los que representaban la banda. Philip Brown, alto, rubio, de cuerpo elástico, había logrado filtrarse entre las sombras de la casa, pero al llegar al jardín tuvo que dar un rapidísimo salto de costado para huir de un chorro de luz. Por la verja cruzaba en aquel instante un silencioso vehículo con los faros encendidos. Un silbante ruido de frenos le indicó que el coche se había detenido. Philip Brown no pudo resistir la tentación de asomar la cabeza entre las flores y en la tibieza oscura de la noche sólo pudo distinguir tres sombras: un hombre con la cabeza descubierta, una cabellera femenina y una gorra militar.