PAÍS LIBRO

Autores

jiddu krishnamurti

tragedia del hombre y del mundo

Sin comprender el mecanismo, todo el proceso de la propia mente, no puede uno ir muy lejos; y tenemos que emprender un viaje en lo atemporal. Para hacer esto, tenemos que empezar muy cerca: en nosotros mismos. Por esto es tan importante darse cuenta del funcionamiento de la propia mente, lo cual es el comienzo del conocimiento de sí mismo *. Por todo el mundo, mentes superficiales y hábiles, con su capacidad para escribir y expresarse, influyen sobre muchísimas personas para que den cada vez más importancia a la información o el conocimiento, volviéndolas por consiguiente cada vez más dependientes de las cosas externas. Aunque útil y necesario en ciertos niveles de la existencia, el conocimiento no es un fin en sí mismo, y cuando se le da indebida importancia se convierte en una fuente de ansiedad, de culpabilidad, de desesperación. La mente se ha adiestrado en el conocimiento y ha pasado por muchas turbaciones, muchas experiencias, sujeta a innumerables influencias; ¿y puede una mente así liberarse de todo ese trasfondo y ser inocente? Por cierto, sólo la mente inocente es la que no tiene ansiedad, miedo, desesperación. Pero en el mundo moderno estamos encerrados en el miedo, en la desesperación, en un gran sentimiento de incertidumbre.