la cuna del gato
JANE Ellin Joyce. entró en nuestro nuevo y muy grande establecimiento de droguería recientemente inagurado, atravesando la puerta que daba al zaguán de nueva casa de pisos y que conducía a la escalera. Se encaramó a un taburete situado frente al mostrador en que servíamos las bebidas, y con el codo echó hacia atrás un abrigo negro de tarde, poniendo de manifiesto una blusa blanca escotada, con un pequeño fruncido en el borde. Tenía las manos elevadas frente a ella y entre las dos sostenía un largo lazo de cordel.