los ejércitos de la muerte
No habéis andado más de doscientos metros cuando un hombre gordo con barba, jadeando y resoplando, corre para colocarse junto a ti. Está vestido como un capitán de mar, aunque su uniforme está sucio y estropeado, y su viejo sombrero está deformado. “Perdone”, jadea el capitán, “pero, ¿podría oír mi oferta? Acabo de atracar mi barco en Fang y he encontrado a todos llenos de emoción. Parece que vos sois la causa. Me dijeron que viajáis al este para luchar con algún demonio, o algo parecido. Bueno, yo no sé nada de demonios, pero estoy dispuesto a llevaros a vos y a vuestros hombres en mi barco incluso hasta Zengis — por una pequeña compensación, por supuesto. Navegamos por el río Kok en el buen barco del Capitán Barnock, el Tucán Volador.