PAÍS LIBRO

Autores

h. armstrong

misión desconocida

A través de la ventanilla del tren, Ronald contempló, con mirada distraída, el espectáculo de la ciudad que, ya cercana se ofrecía ante sus ojos. Las cúpulas de las mezquitas, las torres le los edificios oficiales, las casas del barrio señorial… No era la primera vez que llegaba a El Cairo y el espectáculo, hasta cierto punto, la resultaba familiar. El día empezaba a declinar y la ciudad se erguía bajo el cielo puro, de un azul nítido, de la tarde de octubre. El tren corría paralelo al canal de Ismailiyéh y, a lo lejos, se distinguía la silueta roja y desnuda del monte Mokattán. La atención de Ronald, sin embargo, se hallaba lejos. Viajero impenitente, conocedor de los más extraños países, no era la curiosidad de ver nuevos paisajes ni el deseo de descubrir nuevos horizontes lo que guiaba sus pasos. Todo esto, ahora, quedaba supeditado, en su propósito, al final de la contienda, para cuando viajar volviese a ser un placer y un lujo. Cuando acabase la tormenta, su alma viajera reclamaría de nuevo sus derechos, pero ahora… Ahora tronaba el cañón y todo tenía que ser supeditado a los intereses de la Patria.