todo está hecho con espejos
Los diecisiete relatos del libro se vinculan entre sí por la presencia constante de una voz narrativa en primera persona, por su común espacio cubano y habanero (salvo en un caso, que tiene Londres por escenario), por su ejercicio del humor y por la creativa manipulación del lenguaje. Otros datos de carácter ideológico sirven también como nexo de unión: el antisocialismo y la denuncia de los efectos negativos en lo económico y en el ejercicio de la libertad de un sistema político opresivo. En fin, reiteradas alusiones o noticias relativas a la persona del autor (que no debe identificarse siempre con el yo narrador) dan a todo el libro un tono autobiográfico uniformador. La suma de estos detalles produce un efecto peculiar que tiene que ver con una característica de ciertos escritores que ha definido muy bien José Saramago a propósito de su obra. Se trata de una proximidad entre autor y lector cuya consecuencia consiste en que éste lee a aquel por encima del propio texto. También en el caso de Cabrera Infante predomina el escritor sobre las historias concretas que cuenta. O, en buena medida, las anécdotas funcionan como variantes de la personalidad global del autor constituida por unos cuantos rasgos: ideas polémicas y contundentes, desenfado anecdótico y expresivo, y jugueteo verbal. Variado, en fin, es el irregular grado de acierto de los cuentos. Uno de ellos desmerece del reto de creatividad exigible a todo escritor personal ("Madre no hay más que una" repite ese macabro chiste archisabido del que ingiere por error las cenizas de un pariente). Algún otro apenas tiene más mérito que el ingenio ("Listas"). Pero al lado, varios deslumbran por su inventiva verbal (los hechos a base de monólogos coloquiales) o por su intensidad sentimental ("La voz de la tortuga", "Josefina"). Y alguno alcanza esa cima de la pieza magistral. Véase, si no, la sabia mezcla de ritmo, ideas y emociones en "Delito por bailar el chachachá". Con este Cabrera Infante cuentista tenemos a un narrador versátil, mago de la palabra, satírico a veces y siempre ameno, sin detrimento de una hondura emocional y de un poso de amargura y tristeza que equilibran su frecuente y desgarrada comicidad.