PAÍS LIBRO

Autores

gordon lumas

peor que la peste

La ancha calle era un desierto abrasado de sol. No soplaba el aire ni nada se movía. Era como si la vida se hubiera detenido de golpe, que nada en la tierra alentara. Inesperadamente, de una esquina surgió un perro todo huesos y piel, moviéndose perezosamente, el rabo entre las piernas, las orejas gachas y la mirada triste de sus grandes ojos perdida en algún punto del otro lado de la calle. La atravesó, se detuvo, vacilando sobre las patas. Luego, con los mismos cansinos movimientos, fue a refugiarse debajo de la acera de tablas donde reinaba la sombra. De nuevo la calle volvió a quedar quieta y muerta.