infierno negro
Los hombres que trabajaban en las profundidades de la negra mina eran sólo sombras de lo que habían sido. Renegridos esqueletos que picaban carbón, lo cargaban en las pesadas carretillas y las arrastraban cayéndose, levantándose, maldiciendo los que aún conservaban fuerzas suficientes para maldecir, sollozando su impotencia; seres vencidos, degradados, destruidos sistemáticamente.