PAÍS LIBRO

Autores

gordon lumas

casta de pistoleros

Larry Marlowe salió de la celda bostezando. El comisario volvió a cerrar la reja y gruñó: —Espero que haya tenido felices sueños, Marlowe. —Los habría tenido mejores con una cama más blanda… y no he visto el desayuno por ninguna parte. El comisario McClellan se echó a reír. —El municipio no puede permitirse esos lujos —cacareó—. ¿A dónde irá ahora?