civilización prohibida
A Burton Page no le gustaba mucho los desplazamientos aéreos. El ruido apagado de los motores le recordaba la íntima sensación de vacío bajo los pies, a cinco mil metros de altura, y la aparición esporádica de los acerados alerones del avión le producía una inquietud que no podía reprimir pese a su experiencia en vuelos. Fumaba incansablemente desde hacía casi dos horas.