la cámara vacía
El detective dio un puntapié a la puerta, cerrándola. Luego empezó a subir la escalera, sujetando al hombre cuidadosamente por debajo de los brazos, mientras Paddy le sostenía por las piernas. Le llevaron dentro a un cuarto que el detective tenía siempre dispuesto para alojar cualquier visita inesperada y, una vez le hubieron echado en la cama, Paddy se marchó, sin aguardar órdenes, mientras O’Hara le quitaba al otro la chaqueta y le rasgaba la camisa.