PAÍS LIBRO

Autores

g. l. hipkiss

la boda del encapuchado

La mujer no habló. Ni parpadearon sus ojos. La mano izquierda, inmóvil, sujetaba la lámpara de bolsillo que poco antes apagara. Parecía convertida en piedra. Sólo una cosa delataba la enorme tensión a que se hallaban sujetos sus nervios: los dedos de la mano derecha, cuyos nudillos blanqueaban. El hombre miró los papeles que dicha mano sostenía.