el zar del hampa
Se la había tragado la tierra. No encontraba rastro suyo por ninguna parte. De Yola. Ni de Sobraski. Inútil movilizar agencias detectivescas por todo Francia. Inútil correr de uno a otro extremo del país siguiendo una posible pista. Todas, a fin de cuentas, conducían a lo mismo: al fracaso rotundo y completo.